¿Las emociones humanas más básicas dictan tus decisiones
económicas o somos calculadoras racionales que velamos por nuestros intereses?,
con este interrogante comienza un documental de TVE que intenta explicar la
teoría económica “behaviorista” frente a la siempre defendida racionalista.
El padre de la economía Behaviorista, Adam Smith, en su
libro “La riqueza de las emociones” desarrolla un modelo que se basa en el
comportamiento de las personas, un comportamiento racional y que vela por sus
propios intereses. Han trascurrido dos siglos, la economía es una disciplina
rigurosa por ello ahora es posible ver en ecuaciones matemáticas precisas las
ideas de Smith acerca de cómo las personas racionales toman decisiones
financieras.
Hoy en día estos modelos matemáticos son las herramientas
empleadas por los economistas para dar forma a las políticas que nos afectan a
todos (tipos de interés, niveles de impuestos, préstamos, etc.).
Con la crisis de Wall Street de 2008 la economía mundial se estancó.
Las consecuencias fueron inimaginables: hambre, guerras, conflictos, altos
índices de desempleo; el mundo retrocedió 100 años incluso más. Con este
desplome las ideas de los racionalistas y los behavioristas se separan aún más.
¿Quién tiene razón? ¿Somos racionales en lo referente al
dinero o nuestros sentimientos desempeñan un papel más importante del que
creíamos? Para responder a esto llevan a cabo un experimento bastante
sorprendente. En él se subasta un billete de 20$ con la condición de que el
anterior al ganador deberá pagar el precio apostado, por este miedo a perder el
último postor acaba pagando 28$ por un billete de 20$.
Para algunos economistas solo tiene importancia que la
mayoría de la gente actúe de forma racional con el dinero la mayor parte del
tiempo, la mayor parte de las veces. El lugar más importante de esto se
demuestra en la bolsa de Nueva York donde los agente financieros compran y
venden acciones; sus decisiones hacen que los precios suban o bajen, creando
riqueza para algunos y pérdidas para otros.
El economista Robert J. Shiller en su libro “Exuberancia
irracional” alerta sobre los posibles peligros del aumento imparable de los
precios de los inmuebles antes de la recesión.
En el documental también se lleva a través de varios
experimentos a la reflexión de que es posible que el hecho de que una antigua
zona de nuestro cerebro, que se activa a causa del dinero, explique algunos
comportamientos frenéticos de los agentes financieros y de los consumidores
durante el boom inmobiliario.
El fenómeno de la “Burbuja especulativa” es un hecho real,
de hecho, Jeremy Grantham es un inversor de éxito, ha acumulado ganancias
gracias a detectar burbujas de precios y apostar en su contra. Según él, las
burbujas son inevitables y tienen un ritmo predecible.
En el otro lado de la moneda están los racionalistas para
los que las emociones no son una explicación sobre el funcionamiento de los
mercados. Esta certeza se basa en el modelo matemático que emplean para
comprender los mercados financieros, se denomina “hipótesis de los mercados
eficientes” inventado por Eugene Fama.
Como conclusión podemos
afirmar que los seres humanos toman decisiones racionales a través de las
emociones.
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